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martes, 26 de abril de 2022

Cuando el Castillo de Arena se Deshace de a Poco

"Va por México" ni va tanto por México y ni va tanto siquiera

El camuflaje semántico del que suelen hacer uso los líderes morales de partidos como PRI y PAN no es nada nuevo en absoluto. El PRI ha sido por casi nueve décadas el experto por antonomasia en el manejo de la creación de "Mentiras que parecen verdades" aprovechando el subconsciente colectivo, especialmente de personas que tienen un empleo estable de pago relativamente aceptable, al menos seguro, y de personas de clase alta cuyo ambiente es de hecho elitista y cuya visión es de "Dinero es poder". Como paréntesis, conviene hacer la observación del argumento que esas personas arguyen en contra de sistemas de izquierda acusándolos de querer llevar a un país a sistemas como "El Socialismo" y "El Comunismo", que en esencia contemplan dos maneras diferentes de ejercer el poder colectivo aboliendo la propiedad y los privilegios de prosperidad, justamente porque existen clases opresoras que ejercen tiranía de clases contra las clases bajas. Es decir, esos que se oponen a la izquierda son del tipo que crea tiranías que históricamente suelen ser derrocadas a través de revoluciones.

Pero retomando aquello de los camuflajes. El PRI siempre ha sido una empresa política, no un partido, en la que se concentró por años el poder en todo sentido así como la manipulación de la opinión y la coerción para que las cosas funcionaran al ritmo que dictaba el sistema. La naturaleza de este partido es la de la maleabilidad y el control y fue, por cierto, el sistema que más arrojó crímenes de estado, perseguidos políticos y mafias enquistadas. Temas como Tlatelolco 68, Metro Normal 71, Muertos de Tula, Manuel Buendía, Arturo "Negro" Durazo, y otros, no permitirán que lo anterior sea desmentido ni por asomo. El PRI perfeccionó el arte de la dictadura moderna y retrasó a México al mantener al país sujeto a las disposiciones de la Casa Blanca, por lo que no es extraño que hoy el 60% de la población laboral y profesionalmente activa del sur de Estados Unidos esté compuesta por descendientes de los inmigrantes que huyeron a la Unión Americana en busca del sustento que no recibieron en México. Mientras, políticos y comparsas se dieron la mejor vida en nuestro país.

El PAN, por su parte, y bajo su comprobado origen fascista (originalmente patrocinados por Adolfo Hitler a través de su Partido Nacionalsocialista desde Alemania y de simpatizantes en México), tuvo un propósito tal vez menos mezquino en manos de Manuel Gómez Morín, pero bastante más siniestro por parte de quienes le proporcionaron los medios económicos para su creación. El PAN es conocido entre la comunidad activista por su creación de grupos paramilitares como "El Yunque", que incluso sirvió en la década del 2000 como inspiración para el batallón "Azov" (neonazis que dieron golpe de estado en Ucrania en 2014 -que es el dolor de Vladimir Putin, por cierto-) así como por grupos de extrema derecha, igual de violentos, como MURO y TECOS, entre otros más, aunque es cierto que no todos sus militantes originales comulgaban precisamente con la ultraderecha y ni siquiera con la centro derecha. Entre los años 1940 y 1995, la mayoría de los militantes del partido conservador se sintieron más atraídos por estar en contra del totalitarismo del PRI que en sí por la ideología del partido.

El tercero en el circo de la simulación es el PRD, otrora símbolo de la izquierda y que fuera la tercera potencia política por casi veinte años debatiéndose en sus convulsiones establecidas entre la izquierda moderada por un lado y en el comunismo radical por el otro. Este partido surgió de un vanidoso berrinche de Cuauhtémoc Cárdenas apoyado por un bipolar conocido como Porfirio Muñoz Ledo y apoyado por terceros radicales como René Bejarano, Dolores Padierna, Alejandra Barrales, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, estos dos últimos partícipes de las atrocidades de la "Liga Comunista 23 de Septiembre" que, legalmente hablando, debería responder por homicidios, secuestros y atentados de tipo terrorista.

Así entonces la dupla PRI-PAN, alguna vez antagonistas, heredan los mejores tiempos de ambos en la simulación de verdades y forjan su utopía de "Sus Mejores Gobiernos" después de que en tantos años no fueron capaces de mejorar los vicios de gobierno y, de hecho, mantuvieron un romance adúltero con la Iniciativa Privada para manipular fondos tomados de las arcas del pueblo y favorecer economías personales. La parte de la "Lucha" de "Va por México" que ellos no promueven es aquella en la que su verdadera lucha no está orientada a luchar por México con todos sus mexicanos, sino por aquellos que los apoyaban en el poder.

Las muestras de que su causa es para recuperar el poder y no precisamente la democracia y beneficio del país se reflejan en el clasismo que destilan y es evidente en puntos tan simples como:

a) Se hacen representar por diputados europeos de ultraderecha y no por su propio pueblo.

b) Su publicidad es tipo "Televisa" mostrando una casta poco cercana a las etnias mexicanas.

c) Su discurso es "dolido" y trata de exhortar la psique colectiva con cosas que legalmente no están probadas en contra del gobierno y ocultando hábilmente los errores de ellos en el pasado.

d) Cuando se ven frente a una oportunidad de revancha, son poco honrosos y, de hecho, son arrogantes.

Todo lo anterior debe sumarse a la imperante necesidad de dejar un mensaje a los votantes en periodos de proceso electoral y su evidente descuido de las "Formas" para justificar su existencia. Para la gente del tipo clasista, la sociedad PRI-PAN los representa bien porque, para ellos, representa la única forma de hacerlos sentir como un país en el que ellos son del tipo caucásico pagando menos impuestos en un lugar "Exótico" con gente pintoresca en las calles mientras ellos viven en el confort de su ideal europeo. Pero el capital electoral de PRI-PAN viene de parte de la clase media baja que compra su despensa en Walmart, compra en abonos, se esconde del banco, se pelea por el lugar de estacionamiento en su auto comprado en tianguis de automotores, se roba la señal de WiFi, usa el Netflix de alguien más y, en resumen, tratan de sentirse en la vía a la que difícilmente pertenecen, clase alta, y suelen humillar en redes sociales a todo aquel que no simpatice con la dupla PRI-PAN y su sirviente comparsa PRD.

Hoy, dicen los bien publicitados "Va por México", que demandarán a todo aquel que los llame "Traidores a la Patria", aunque realmente sean "Traidores a la Patria", y se hacen ver como víctimas de persecución, odio y daño moral y material después de todas las mentiras vertidas en contra del partido en el poder (y se sospechan atentados como el de la línea 12 del metro para ganar votos) valiéndose de publicidad difamatoria. Es cierto también que los bastiones panistas reflejan dubitativas muestras de esos "Buenos Gobiernos" cuando Guanajuato, propiedad del PAN, y el Estado de México, propiedad del PRI, son los estados que encabezan la violencia y el encono del crimen organizado en tanto Querétaro, en donde viven la mayoría de líderes del PAN, la Paz del Señor reina, estado en donde también es imposible vivir si se es pobre. Un estado bastante clasista y elitista, cabe decir, y sospechosamente pacífico.

Y tiene este equipo, muy extraño equipo, la peculiaridad de unirse, no en contra siquiera de un partido, Morena, sino de un sólo hombre, Andrés Manuel López Obrador, y han requerido comprar afines desde ese pueblo raso de salario nominal y vacaciones anuales sobre Seguro Social, hasta funcionarios de ultraderecha europea para su causa. "Va por México" no es por donde se lo vea, una causa en bien de México y la manera en que son desmentidos a cada provocación por otras personas, que no precisamente defienden al gobierno, arroja cada vez más verdades que muchos blogueros dijimos por años y que reducen, también cada vez más, el margen de crédito moral de los partidos que componen esa empresa disfrazada de partido político y creada por un sujeto ambicioso y sin cultura como Claudio X González. A "Va por México" comienza a sucederle el efecto "Quick Sands" que hundió a Richard Nixon en 1974, entre más protesta y trata de justificarse, más hundido queda.

Es Cuanto

Messy Blues

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