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lunes, 25 de julio de 2016

Pokémon y los chicos del bote de basura

El colonialismo comercial de las empresas en decadencia

No hace gran cosa de tiempo, días tal vez, se me ocurrió publicar en la harto conocida red social más
socorrida del mundo, que me parecía una idiotez, textual, el juego tan popular del "Pokémon Go" -toda vez que suelo destacar muy especialmente que la opinión es personal- añadiendo que antes los adultos teníamos mejores hobbies que ese. A tal opinión surgieron los que estaban de acuerdo y los que no y de ambos lados unos bastante aguerridos, como defendiendo casi con los dientes y sugiriendo que, a los que no nos gusta el pokémon ese pues somos unos amargados y ya. Primero refiero mi propio pensamiento y criterio sobre los Hobbies ya no vicios, gran diferencia obvia, y me parece algo muy natural. Hay hobbies que son muy "normalitos", dijera el Licenciado Nava, y otros no tan comunes pero manteniéndose en el punto en que no afectan a terceros pues siguen siendo eso, Hobbies. Las manías fanáticas son las que ya no son tan "normalitas".

Bueno, el Pokémon como palabra es la contracción (hermosa tradición japonesa, encogerlo todo) de “Pocket Monster” y aunque su origen es del Japón fue creado así como tal, Monstruo de Bolsillo y como un juego de consola en los años 90. Singularmente este tipo de franquicias son muy exitosas por naturaleza misma y el Pokémon no iba a ser la excepción dadas sus novedades extraídas de leyendas orientales. Tan romántico como soñador el inicio que eventualmente se convirtió en negocio y traspasó las fronteras de ello convirtiéndose luego en programa de televisión y finalmente en una millonaria franquicia. Cierto, millonaria franquicia que comenzó a ir a la baja poniendo en riesgo una plantilla de aproximadamente unos 300,000.00 empleados entre directos e indirectos.

Esta mencionada franquicia desde luego es un juego, digamos, muy normal que ha creado millones de seguidores establecidos en la esclavitud funcional de los juegos de consola. Los hay, individuos, que pasan su juventud y parte de su vida adulta viviendo solo de y para esta cultura de los juegos. Incluso hay expertos en el tema que han creado asociaciones. Pero Pokémon como juego no es lo que personalmente me preocupa. De hecho ni siquiera su vida por televisión (y hasta película, creo) es el siniestro sistema de colocación comercial que se utiliza para venderlo lo que no sería tan positivo que digamos.

Las leyendas urbanas no dejan de ser aprovechadas por sus estrategas de ventas y publicistas y, por ejemplo, se le atribuye a la "Canción del Pueblo Lavanda" (del juego original) que hubieran ciento y tantos suicidios en Japón (uno de los países en los que alarmantemente se encuentran las cifras más altas de suicidios). Nunca se ha comprobado que ello sea verdad pero tal maldición fue en seguida aprovechada por el "Black Marketing" (antiética costumbre de algunos estrategas de ventas) de la compañía y, aprovechando el morbo, hicieron incrementar la curiosidad incluso pagando a "expertos" en psicología para hacer falsos estudios acerca de la maldad oculta de Pokémon. Hasta el día de hoy lo único negativo que se ha podido comprobar de la franquicia es que sus adeptos pierdan el tiempo más de lo debido, poco más. Solo como dato mencionado, Derek Taylor y Brian Epstein hicieron uso simulado de esta estrategia cuando un periodista canadiense se inventó aquello de “la muerte de Paul McCartney” para generar morbo e incrementar las ventas de los discos de Los Beatles..


Sin embargo el citado "Black Marketing" es el tipo de tácticas que, por malévolas que sean, han resultado muy efectivas y su reciente presentación llamada "Pokémon Go" (mascotas virtuales que deben ser atrapadas en "el aire" por una aplicación en dispositivos android y apple) es el más maquiavélico de los retos, considerando que el individuo debe olvidarse del mundo exterior para "aplicarse" en la caza de sus demonios de bolsillo y dejar de ser un ser humano con responsabilidades y vida propia que, pudiera ser a conciencia su decisión y prerrogativa pero que ha comenzado a provocar algunos inconvenientes y consecuencias, tales como fricciones familiares y de amistad y frecuentes accidentes por descuido -al aplicar toda la atención en la labor de cazar demonios de bolsillo. Pero Pokémon no es el precursor de este Black Marketing, en todo caso tiene al menos la peculiaridad de haber sido creado con toda la buena intención del mundo y con una idea original.


Los verdaderos creadores del Black Marketing fueron los componentes de un equipo de mercadotecnia y diseñadores de la compañía Topps, que se especializan en la creación de tarjetas ilustradas deportivas, astros de rock y caricaturas. La compañía Topps siempre tuvo la política de poner a prueba un equipo creativo hasta que diera muestras de éxito o fracaso declarados, en el primer caso terminaban anexando al equipo a la plantilla formal y en el segundo simplemente agradecían al equipo sin haber estado realmente comprometidos con la gente que lo componía. Pues uno de esos equipos tuvo la idea de parodiar otra exitosa franquicia llamada "Cabbage Patch Kids" (Los huérfanos del huerto de la col), una colección de muñecas con caras regordetas y gestos simpáticos (que en lo personal de por sí me parecen horribles) creados por la compañía Coleco y que buscaban convertirse en las muñecas favoritas de las niñas de Estados Unidos (y eventualmente el mundo). Coleco tuvo tal éxito a inicios de los años ochenta con esta serie de muñecas que el equipo a prueba de Topps se aprovechó del momento para sacar una serie
de tarjetas, repito, parodiando a los Cabbage pero en situaciones tortuosas y desagradables bajo el nombre de "Garbage Pail Kids" (Los chicos del bote de basura). Mientras que las Cabbage Patch Kids eran dulces y amorosas, los Garbage Pail Kids eran totalmente desagradables y aterradores para el público en general. Tal fórmula en un Estados Unidos de los años ochenta fue no sólo exitosa, simplemente hizo suyo el mercado de tarjetas.


La compañía Topps vio con buenos ojos ese éxito (en el que no tenía mucha fe al principio), pagó la creación y la patentó, ingratos, despidiendo parte del equipo que había contribuído a su creación bajo el pretexto de que Coleco había interpuesto una demanda por el uso indebido de las Cabbage, lo que era verdad, y que por lo tanto serían sacadas del mercado tales tarjetas ya que, textual, "Topps se ha hecho un nombre basado en el progreso, la creatividad, el arte y las buenas costumbres". Los ejecutivos de la empresa llamaron a su oficina solo a los líderes del equipo y convinieron un jugoso trato para ambas partes, lo curioso vino después. Por cierto, el equipo creativo desempleado había creado también los famosos "Wacky Packages", tarjetas incluidas en paquetes de dulces parodiando marcas famosas.

Una naturaleza realmente desagradable de los personajes Garbage era su selección entre sobrevivientes y auto eliminados (en las tarjetas se pueden encontrar personajes automutilados e incluso uno que está metiéndose a una máquina de moler carne) y los "sobrevivientes" trascendieron un par de generaciones a las ediciones de cada serie de tarjetas creando un culto tal que llegó a ciertos incidentes entre menores que atentaban contra otros menores basados en la inspiración nacida de las tarjetas. Esto no es una leyenda urbana ciertamente.


Se polemizó mucho acerca de que las tarjetas en su edición adhesiva contenían un cierto grado de cocaína pero después de muchos análisis por parte del FBI y otras agencias de salud en el mundo se concluyó que esto era falso. Lo cierto es que las dichosas comenzaron a influir en el comportamiento de los menores de entre 12 y 18 años en la Unión Americana, Europa, Asia y en algunos círculos de clase media alta en Latinoamérica. Las tarjetas se convirtieron hacia mediados de la década de los 80 en todo un consumo y un culto y comenzó así el menosprecio al buen gusto y a las manifestaciones melosas de cordialidad (de acuerdo a un estudio hecho por Pepsico, las ventas de las bebidas gaseosas decayeron precisamente porque la publicidad en las dos compañías más fuertes se proyectaba a la concordia y el advenimiento de los Garbage Pail Kids habrían obligado a ambas a hacer más agresiva su publicidad orientándola al sarcasmo y la parodia).


Curiosamente existen muchos expertos que sugieren que fue a partir de 1985 que la cultura juvenil tomó tintes más insolentes y plenos de humor negro y, aunque los Garbage Pail Kids no fueron los responsables al frente, sí influyeron de manera determinante en ello. Incluso empresarios serios y respetables como Lee Iaccoca enfocaron parte de sus análisis comerciales al desempeño de la colección de tarjetas para determinar hasta donde el ciudadano promedio era susceptible de ataques psicológicos basados en la anarquía personal.

Al final lo decepcionante de Pokémon Go podría residir sólo en un argumento: es parte de la campaña de ventas pero, y qué es una compañía si no vende?. Lo espeluznante radicaría más bien el el medio y no en el fin, muy a pesar de que Maquiavelo asegure que “El fin justifica la guerra”. Digo, la técnica de publicidad en este caso podría poner en riesgo muchas cosas, muy al margen de si se trate de un sano pasatiempo o no.

Es cuanto

Messy Blues

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